La joven miró con decisión a la mujer q tenia en frente y apretó en gatillo. O al menos... lo intentó. La palanca se resistía, estaba demasiado dura y no tenia suficiente fuerza.
-Maldita sea...-murmuró.
-Cada vez q aprieto el gatillo, pienso en si la vida q estoy a punto de arrebatar, verdaderamente merece la pena.
Una lágrima resbaló por la mejilla de la chica, pero aguantó el llanto y borbotó algo:
-¡¡Tú mataste a mi padre!!
Se veía el dolor en el rostro de la mujer, q no apartaba los ojos de la joven armada.
-Si eso es lo q piensas-le respondió-, adelante, mátame.
Se adelantó para posicionar el cañon sobre su pecho y poniendo el dedo en el gatillo sobre el de la chica, disparó la pistola. Sonó un ruido sordo, ahogado por la tela, y finalmente la chica rompió a llorar en el hombro de la mujer.
-Lo siento...
-No existen excusas para matar, ni siquiera cuando es tu propia vida la q peligra. Nunca... quieras llevar el peso de una muerte sobre ti.
El arma estaba vacía, la chica confundida, y la mujer recordaba con dolor cuando, hace tiempo, fue ella la q lanzó una bala con todas sus fuerzas y se arrepintió en décimas de segundos después, sabiendo q no había vuelta atrás.
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