lunes, 15 de octubre de 2012

En el fondo, muy en el fondo de mi alma, sonríes tú

Encogida en un rincón, con el rostro surcado de lágrimas, los ojos hinchados y las manos temblando. Los tres me observan, triunfantes. Uno de ellos se fue, despacio, pero con una sonrisa. A otro se lo llevaron, y de buena gana marchó, sin mirar atrás. Sólo queda uno, imponente, alegre.

-Fuiste el primero.

-Y seré el último.

-¿Por qué?

La voz se atasca en mi garganta, apenas logra salir, solo un susurro ahogado que desaparece en la oscuridad que me rodea.

-Porque eres mía.

Lo veo acercarse, pegar su rostro al mío, acariciar mis ojos con su mirada, saber que no puedo evitarlo, y aún así intentarlo. Sus labios rozan peligrosos los míos, su mano sujeta suave bajo mi cara, y solo puedo pensar una cosa: ¿por qué se marcharon? ¿Por qué me han dejado sola, con él, sin apenas voluntad y bajo sus preciosos ojos?

No hay comentarios:

Publicar un comentario