domingo, 16 de marzo de 2014

Tan solo una vez más...

Observa su caminar vencido, sus hombros hundidos... su cabeza gacha y sus ojos perdidos... Ya ha caído, demasiadas veces, solo. La vida lo ha decepcionado tanto... las personas... Y desde el principio yo lo admiré, porque nunca podré soportar lo que él ha sufrido, nunca podré comprenderlo... nunca seré nadie en su vida... Está por encima, está muy lejos por encima, y yo estoy tan abajo... Ya no siento su respirar en mi cuello, ya no oigo sus palabras en mi oído, ya no veo sus ojos en los míos. Nunca pude alcanzarlo... Nunca nadie podrá alcanzarlo, nadie será capaz de desentramar los hilos de su existencia, los hilos en los que caí presa no una, sino dos veces, y de los que no quiero escapar, y de los que él me arrancará, solo para dejarme atrás. No me queda nada a lo que aferrarme, nada me parece suficiente: su dibujo en mi pared, sus cabellos en mi caja, su colgante contra mi piel. Roto... tan roto... y sin embargo tan fuerte, tan erguido, tan inabatible... Continúa, adelante, continúa sin mí, sin nadie. No tengo razones para retenerle, no tengo derecho sobre él, solo soy la rosa que se para a oler en medio del camino, de su camino, y ahora ya no basto para detenerle... Lloraré, no por haberlo perdido, pues nunca fue mío, sino por no haber podido, no haber sido capaz de al menos, una sola vez, tan solo una vez más, hacerlo feliz. 

Mi ángel... mi pequeño ángel oscuro... yo... te amo





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