Euforia, felicidad, alegría... solo son adjetivos, solo son ilusiones, espejismos. El mundo, por naturaleza, es un lugar oscuro, un lugar hostil, vacío. Todo aquello que creemos bello, hermoso, bonito, es el reflejo de lo que realmente es desagradable, repugnante, feo. El mundo es un pañuelo dicen algunos, se equivocan, el mundo, es un espejo. Todo lo que tiene bien, tiene un mal, pero no todo lo que tiene un mal tiene su bien, porque el mundo de tinieblas en el que vivimos, se hunde cada vez más en un profundo espejo. Ahora estoy rodeada de miedo, tristeza, depresiones... ni siquiera puedo escuchar mi propio grito entre tantas sensaciones oscuras. Ellas me rodean, como el humo, me rozan y entran dentro de mí, pero luego salen y se alejan, porque ya no queda nada de luz en mi interior, ya no hay nada que salvar, soy... como ellas. Las personas no lo saben, se engañan con sus espejismos, creen que los colores brillantes y las canciones vibrantes las salvarán, pero están podridos por dentro, todos lo estamos. Miraos al espejo, engendros de este mundo, observad el movimiento asustadizo de vuestros ojos, que se mueven solos, por vuestro miedo interior; contemplad el leve temblor de vuestros labios... no, no los cierres, no impedirá que la muerte salga de tus entrañas porque, la muerte, es parte de ellas. Mírate, criatura, en el espejo del mundo, y deja que el humo de la oscuridad y demás sensaciones sean parte de tí, cuando las conoces... pueden ser bastante perfectas
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