Te veo marchar, sin volverte, sin decir adiós.
Siento rabia, odio, tristeza, pero sobre todo… amor.
Y mis ojos, inundados por lágrimas oscuras, lloran tu
partida.
Y mis labios, negros tras tus besos, suspiran.
Llenos de tinta, como la que utilizabas en tus poemas,
como la que utilizo en mi vida.
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